¿Cómo influyen las emociones en el aprendizaje?

¿Te ha pasado que, por más que intentas estudiar, sientes que nada se te queda en la cabeza? Puedes leer una y otra vez la misma página, pero parece que no avanzas. En muchos casos, esto está relacionado con el cansancio o el estado emocional, ya que, para nuestra mente, en ese momento, aprender no es la prioridad. Pero ¿por qué ocurre esto?

 

Para aprender, nuestro cerebro activa varias áreas, como el córtex prefrontal, la amígdala y el hipotálamo. Sin embargo, muchas de estas regiones no están dedicadas exclusivamente al aprendizaje, sino que también están vinculadas a nuestras emociones, las cuales actúan como una guía en este proceso, ya que el aprendizaje se asocia con experiencias tanto positivas como negativas. El cerebro va a querer adaptarse y aprender lo necesario para sobrevivir. Las áreas responsables del razonamiento y de las emociones se conectan, ya que juntas deciden qué es en lo que uno debería de centrarse. El cerebro toma está decisión de manera veloz, ya que considera que es importante aprender a partir de nuestras experiencias.

 

Nuestro cerebro está queriendo aprender de nuestro contexto de manera constante; quiere comprender lo que sucede y qué puede hacer para estar en las mejores condiciones posibles. Todo esto suena increíble, que nuestro cerebro esté programado para el aprendizaje, y si bien eso es cierto, no necesariamente se refiere al aprendizaje académico. Para nuestro cerebro puede ser que le preocupen más otras cosas o que su lista de prioridades sea otra. Muy probablemente tú, de manera racional, comprendas que es importante darle prioridad a la escuela, pero esto no necesariamente lo entiende tu cerebro.

 

Dependiendo de tus experiencias previas o a lo que esté pasando en tu vida en este momento puede ser que tu cerebro decida focalizarse en otra cosa. Puede centrarse en cómo arreglar un problema con alguna amistad o con tu pareja; puede centrarse en el hambre que tiene; o inclusive en lo mucho que una clase te molesta. El cerebro se va a focalizar en lo que considera que es importante, si bien, en muchos casos podemos redirigirlo y centrarnos en lo que estamos haciendo cuando nos damos cuenta de que esta distracción nos está pasando, puede haber momentos en los que no sea tan sencillo.

 

Si esto te pasa es importante que comprendas que es común que esto nos suceda. Lo primero que necesitamos para afrontar esta situación es tener conciencia de que esto está sucediendo. Será necesario que te detengas un momento a contemplar qué está sucediendo, sin juzgarlo; solo observa el pensamiento que te está llegando. Una vez observado, hazte la pregunta ¿esto es importante para mí? ¿es algo que puede tener solución? ¿será importante que arregle esto ahorita? Si notas que la respuesta es sí, puedes tomar una pausa para pensar en esto o para platicarlo con alguien de confianza para rebotar ideas. Darles un espacio a estas emociones permitirá que tu cerebro libere espacio para que puedas estudiar. Si no le damos espacio a estas emociones es probable que estas te vengan a molestar en algún punto y lo más probable es que sea en un momento dónde te sientas relativamente tranquilo/a.

 

Recuerda que tus emociones no son un obstáculo, sino una herramienta. Si aprendes a gestionarlas, estudiar será más fácil y significativo. Tomar pausas de vez en cuando permitirá que cuando te sientes a hacer lo de la universidad te sientas mejor. Si notas que este es un problema muy constante o que no estás pudiendo detener estos pensamientos molestos, puedes acercarte a la Clínica de Bienestar Universitario para recibir apoyo y tener un espacio para explorar estos pensamientos que no te están permitiendo estudiar.

Soy académica e investigadora en la Universidad Iberoamericana en el Departamento de psicología. Actualmente coordinadora de la Clínica de Bienestar Universitario (CBU). He dado psicoterapia desde hace más de 20 años iniciando con el enfoque cognitivo conductual; sin embargo, hace 10 años me especialicé en el enfoque contextual el cual hasta la fecha trabajo. 

Soy egresada de la UNAM desde la licenciatura, maestría en Medicina conductual, Doctorado y posdoctorado en psicología positiva y salud mental positiva. Como coordinadora de la CBU, estoy profundamente comprometida con la promoción de la salud mental a través de un enfoque basado en la psicología positiva. Creo firmemente que la prevención y la identificación de virtudes y fortalezas en las personas son herramientas esenciales para fomentar el bienestar emocional y prevenir trastornos psicológicos. Este enfoque no solo guía mi práctica clínica, sino también mis investigaciones, que están centradas en desarrollar estrategias para potenciar estas cualidades en los pacientes y así contribuir a su crecimiento personal y resiliencia. Mi experiencia académica y profesional refleja esta visión, integrando intervenciones basadas en evidencias que priorizan el florecimiento humano del SER como un pilar fundamental en la atención psicológica. Actualmente llevo a cabo una investigación sobre seguridad en el paciente que está bajo tratamiento en salud mental.

En lo personal me gusta mucho meditar y leer; pero me encanta viajar, ir al cine o ver series en casa con mi familia, en especial con mis pequeños gemelos quienes me enseñan a ver el mundo con otros colores (son mis maestros de vida). Ellos han inspirado mi interés por promover la salud mental positiva en la infancia, lo que me llevó a reenfocar mis colaboraciones, por ejemplo, un proyecto con Canal Once Niñas y Niños junto a la Dra. Noyolo buscamos dar a conocer las emocionas a los más pequeños de la casa desde un enfoque lúdico, facilitando su comprensión y manejo de manera accesible y educativa.