Para algunas personas es el ligero mareo, para otras es la sensación de estar en calma después de una inhalación, para otras más es el sabor, la aceptación o que está de moda. Sea cual sea el motivo, es un hecho que el consumo de vapes ha ido en aumento en los últimos años. No es ninguna novedad el cigarro electrónico, pues existe en el mercado desde aproximadamente 15 años. La novedad es que se trate de aparatos desechables con diseños pequeños, colores y sabores altamente llamativos.
Aunque pareciera una alternativa innovadora para las y los fumadores y que no hay nada malo con ellos, lo cierto es que los vapes también tienen (como todo) desventajas. Dejando de lado la discusión moralista sobre lo que es “bueno” y lo que es malo “malo” de lo que implica “vapear” o fumar, lo importante es tener un consumo informado.
Como lo indica la (CDC-2021) la mayoría de los cigarros electrónicos contiene nicotina, la sustancia adictiva que tienen los cigarros regulares y otros productos de tabaco. Además de la nicotina, la siguiente sustancias más dañina es el aerosol de los vapes que resulta que NO es un “vapor de agua” inofensivo, pues este aerosol que los usuarios inhalan y luego exhalan puede contener sustancias dañinas y potencialmente contaminantes, como sustancias químicas que causan cáncer o saborizantes como el diacetilo, que es una sustancia química vinculada a una enfermedad grave de los pulmones, entre otras.
Pero dejando de lado por un momento las implicaciones a nivel salud que representan los vapes, enfoquémonos por un momento en las implicaciones a nivel medio ambiente. Tirar a la basura un vape desechable, significa tirar una batería de litio, residuos químicos de nicotina y plástico. De acuerdo al Conacyt, una persona en México consume en promedio 10 pilas al año. Según esta misma fuente, una sola pila puede contaminar toda el agua de una alberca olímpica. ¿Alguna vez te has detenido a pensar cuántos vapes has consumido desde que empezaste a vapear? ¿Cuántas pilas has desechado? ¿Cuántos metros cúbicos de agua has contaminado al día de hoy?
Además, hay un problema importante con la eliminación de vapes. No hay lugares adecuados para desecharlos, lo que puede generar contaminación del suelo e incluso riesgo de incendios forestales. Aunado a esto, la eliminación inadecuada contribuye a las emisiones de dióxido de carbono, dañando la atmósfera, y a su vez, afectando a todos los seres vivos.
Éstas son noticias que no podemos pasar por alto. Cuando iniciaron los vapes, fueron pensados para mejorar la situación de tabaquismo en la población, pues fueron promocionados como una alternativa menos dañina al tabaquismo tradicional. Sin embargo, lamentablemente ha sido mal utilizado y abusado, especialmente entre las poblaciones jóvenes. La fácil accesibilidad y los sabores atractivos han contribuido a un aumento preocupante del vapeo, lo que lleva a una posible adicción a largo plazo y efectos adversos para la salud.
Detengámonos a revisar el riesgo para las personas por un momento: La adicción es un estado en el que una persona se vuelve física y psicológicamente dependiente de una sustancia o comportamiento. Esto puede incluir drogas, alcohol, apuestas, juegos, redes sociales u otras actividades. La adicción puede causar consecuencias negativas en varias áreas de la vida, como la salud, el trabajo, los estudios y las relaciones. La adicción se considera una enfermedad crónica que requiere manejo y tratamiento continuos. El tratamiento para la adicción generalmente implica una combinación de terapia, medicamentos y grupos de apoyo.
Podemos concluir que los vapes no solamente son dañinos para las personas que los consumen, sino que terminan afectando a todos los seres humanos debido a su mal uso y pobres formas de desecho. Si crees que al vapear solamente te afectas a ti, lamento decirte que estás afectando hasta a tus perritos y gatitos. Toma ésta como una oportunidad para cuestionarte si realmente quisieras seguir vapeando.