¿Qué es lo que te motiva a salir adelante?

¿Te ha pasado que te preguntas qué es lo que te motiva a seguir adelante? ¿Para qué hacemos las cosas que hacemos? ¿Qué sentido tiene? O ¿Cómo es que otras personas logran hacer todos sus pendientes en su día?

 

 

No te preocupes, estás preguntas nos las hemos hecho todas las personas alguna vez y es que cada día implica organizarnos, salir al mundo y lograr nuestros objetivos, ésta dinámica requiere de nuestra energía y trabajo constante no solo para poder hacer lo que nos hemos propuesto en nuestro día a día sino para lograr nuestras metas como terminar nuestros estudios, independizarnos, viajar u otras cosas. Sin embargo, hay días en los que dicha dinámica puede resultarnos pesada, tediosa e incluso complicada, es en esos momentos en los que la motivación sirve como motor.

 

 

La motivación es “el conjunto de razones por las que las personas se comportan de las formas en que lo hacen. El comportamiento motivado es vigoroso, dirigido y sostenido (Santrock, 2002) Podría pensarse que la motivación es lo que nos impulsa para lograr nuestras metas, se requiere que haya un deseo interno y factores externos que promueven cierta conducta que nos permite llegar a los objetivos que nos hemos planteado. Sin embargo, en ocasiones la motivación se ve afectada por las necesidades de cada persona, es decir, si nuestras necesidades básicas no están cubiertas será casi imposible que nos interese cumplir objetivos más complejos, en este caso no es que falte motivación, si no que está centrada en otra área.

 

 

Es importante considerar a nuestras necesidades como un punto de partida para evaluar la motivación, ya que de aquí surgen factores que promueven ciertas conductas o la llegan a dificultar. De acuerdo con la teoría de Maslow existen cinco tipos de necesidades: las fisiológicas; de seguridad; sociales; de estima; y de autorrealización. Estas van escalonadas, ya que si no estamos cumpliendo nuestras necesidades más básicas será casi imposible cumplir las otras[1]. Es decir, no sólo con “echarle ganas” uno puede dejar de preocuparse por las necesidades que no se están cumpliendo, ya que esto es uno de los factores que llegan a afectar más a la motivación.

Cuando sentimos que nos falta motivación es necesario que evaluemos qué nos está pasando, si hay alguna problemática o si hay alguna necesidad que no se esté cumpliendo. Al evaluar nuestro entorno y cómo estamos reaccionando con él será un poco más sencillo ver dónde se nos está yendo la energía. A partir de esta evaluación podemos empezar a ver si es un factor interno o externo el que nos está afectando. Una vez detectado será un poco más sencillo hacer ajustes para centrarnos en nuestro bienestar.

 

 

 

Además de nuestras necesidades, también es necesario que evaluemos nuestras emociones, ya que estas indican nuestra primera reacción ante lo que está sucediendo en nuestras vidas. En ocasiones, las emociones llegan a afectar a la motivación, ya que estas se vuelven los lentes con los cuales estamos viendo nuestra vida. Si son negativas, es más probable que nuestra motivación también se vea afectada de manera negativa, esto también funciona en viceversa.

 

 

Es decir, para poder realizar una buena evaluación de la motivación es necesario evaluar cuáles son mis necesidades, si las estoy cumpliendo y qué emociones siento al respecto esta situación. Una vez que me he hecho, es probable encontrar más caminos para poder mejorar mi situación y para determinar qué es lo más importante para mí en este momento. En ocasiones, es posible que yo solo resuelva esta problemática, en otros momentos puedo utilizar mis redes de apoyo, pero si esto aún se me sigue conflictuando es probable que pueda necesitar ayuda de algún profesional en la salud mental.

 

 

[1] Santrock, J. (2002). Psicología de la educación. México: Mc Graw-Hill.