Es verdad que vivimos en una sociedad basada en el consumo. Todo el tiempo nos medimos a partir de lo que producimos, nos dejamos perseguir por el reloj, nos hundimos en rutinas de trabajo extenuantes, tanto que podemos llegar a olvidarnos de descansar e incluso mirarlo como algo opcional o que quita el tiempo.
Nos hemos comprado la idea que tenemos que hacer algo “productivo” a cada momento; que tomarnos un día para parar, puede llegar a generarnos sentimientos de culpabilidad. Tenemos que comprender que el descanso es una necesidad básica y que descansar, es igual de importante y productivo que trabajar.
Date permiso de relajarte, aprende a disfrutar del tiempo libre, descubre otros estados de satisfacción más allá del reconocimiento por el trabajo. Una herramienta que puede servirte es preguntarte ¿cómo percibes tu cuerpo cuando se siente cansado? ¿Se siente pesado? ¿Se tarda un poco más en responder? Aprende a escuchar a tu cuerpo, si lo haces este te dirá cuando necesitas abrir un espacio. También podemos hacer el mismo ejercicio con la mente, ¿notas que te cuesta trabajo concentrarte? ¿te está costando trabajo dormir o lo haces, pero al despertar no sientes que descansaste? ¿estás presente con las personas que quieres, pero a la vez ausente porque estás pensando en todos tus pendientes?
Muchas veces lo único que necesitamos es hacer espacio, desconectarnos de la rutina de siempre, y enfocar nuestra mente en sensaciones que se dirijan al bienestar, dejar de sentirnos con el tiempo encima es liberador, hagamos tiempo para disfrutar de ello. Haz de tu descanso una prioridad, toma ciertos espacios durante el día que te conecten a la vida, busca estímulos que te aterricen en el aquí y el ahora, el descanso no siempre tiene que ver con no hacer nada, no hacer nada a veces cansa más; descansar tal vez gire en torno a hacer cosas que no sean desgastantes, por ejemplo, tomar un espacio para hablar con alguien, escuchar una canción o cantar, leer algo que te guste sin preocuparte por las páginas que faltan para terminar el capítulo, cocinar algo rico para ti, mecerte en una hamaca, salir a caminar un poco y regresar por un camino distinto.
No esperes hasta la noche cuando has agotado toda tu energía para buscar descansar, sino irla recargando poco a poco a través del día, con acciones breves pero satisfactorias para ti, que te recuerden que tu vida además de las responsabilidades cotidianas, tiene un sentido mayor. Recuerda, descansar es recrearte.
Aunque pareciera que descansar es un proceso normal y hasta biológico, existen factores biológicos o incluso psicológicos que pueden estar que pueden estar mermando esta capacidad; si consideras que necesitas ayuda, puedes acercarte a la CBU.